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¿Por qué ya no duerme mi peque? Sueño, Bebés y Confinamiento

Una de las preocupaciones de esta época extraña que nos está tocando vivir y por la que me preguntáis mucho es el aumento de la demanda del bebé por la noche; fundamentalmente de teta, las que mantenéis la lactancia materna.

Generalmente habláis de un bebé que ronda los dos años (entre año y medio y dos años y pico). De repente,cuando todo parecía que iba por buen camino y los despertares nocturnos empezaban a ser cada vez menores, os encontráis que la situación se ha revertido y que vuelven esas noches interminables de teta cada hora o dos horas. Cuando por fin empezabais a descansar un poco mejor, os veis de nuevo en esa batalla contra el sueño. Y la falta de sueño nos cambia el carácter y no nos deja ver el camino con claridad.

El caso es que han confluido una serie de factores que han hecho que vuestro sueño y el de vuestr@s bebés se altere.

Aprender a dormir es un proceso evolutivo, al igual que sucede con el resto de hitos de nuestr@s pequeñ@s (hablar o aprender a caminar). El sueño va madurando y evolucionando hasta que alrededor de los 5-6 años será similar al de un adulto y dormirán del tirón. Esto no significa que vayáis a estar todo este tiempo sin descansar, el sueño de l@s bebés irá pasando por diferentes fases. Es evolutivo.

Cuando nuestr@s retoñ@s llegan a este mundo, presentan un sueño que no distingue la noche del día y se despiertan cada 2-3 horas para asegurarse el alimento (ese cerebro y cuerpecito necesita energía para crecer a la velocidad que lo hacen) y seguridad , saber que mamá va a estar ahí protegiéndole. Poco a poco van adquiriendo más fases (cuando nacen sólo tienen 2 de las 5 que tiene un adulto), aparecen más fases REM, en las que fijan los aprendizajes ocurridos a lo largo del día. Es un sueño más superficial y esto significa que tendrán microdespertares a lo largo de la noche.

A todo esto hay que añadirle la famosa crisis de los 2 años, ¿habéis oído hablar de ella? Algun@s la llaman la “adoslescencia”, y es que se dan pequeños hitos que se suceden en la adolescencia como una mayor autonomía (consolidan el caminar, van mejorando la forma de darse a entender…). Ya pueden hacer muchas cosas por sí mism@s. Esto lleva a un mayor autoafirmación (etapa del “no”, del “es mío”).  Pero también les suceden y descubren cosas nuevas cada día y es raro que antes de los dos años termine el proceso de angustia por separación (el que salgas de la habitación y no se piense que nunca vas a volver); ya come sólidos y puede que hasta esté en proceso de abandono del pañal.

Todas estos aprendizajes además de parecerle fascinantes, puede generar cierta ansiedad y al igual que nos pasa a los adultos, los miedos se representan y aparecen por las noches, en nuestros sueños.  Por supuesto van a buscar y necesitar seguridad, refugio, sentirse tranquilos y cuidados, y qué mejor que la teta de mamá y el calor de sus progenitores.

En este momento de confinamiento todos estamos distint@s, necesitamos salir de casa y renovar la mente. Nuestr@s bebés y nuestr@s niñ@s también. Notan que la rutina no es la habitual, nos notan diferentes. Y puede que esto acreciente sus miedos e inseguridades.

Por este motivo es probable que cambien el comportamiento por las noches y se despierten más a menudo buscando en nosotr@s consuelo.

Ahora bien, ¿qué podemos hacer?

Porque alguna habéis manifestado no dormir desde hace tiempo y el deseo de abandonar la lactancia como medio para descansar. El razonamiento es obvio, si se despierta porque quiere teta, se la quito y así no me la pedirá. El problema es que se despierta por otro motivo, y aunque no le des el pecho, va a seguir necesitando tu calor y tu cariño porque eres su refugio. Por lo que me temo que te va a seguir despertando igual. Eso no quiere decir que estés en tu derecho de querer destetar, ahí no me meto ya que considero que es una decisión íntima de cada persona.

Cosas que os pueden ayudar:

  • Colecho, si es que no lo estáis haciendo ya. Aunque suene raro, es la manera natural de dormir de l@s bebés. El sueño en solitario es una imposición cultural y todavía ninguna evidencia ha demostrado que sea mejor que dormir acompañado. Si nos paramos a pensar, la humanidad no hubiera sobrevivido sin la presencia constante de un cuidador (no sólo para protegernos sino también para proveernos el alimento continuo). Venimos de serie diseñados para estar cerca de mamá tanto de día como de noche. ¿Hasta cuándo? Esta es la gran pregunta. A mí me gusta responder con otra ¿Dormís sol@s o con vuestras parejas? Al fin y al cabo nos gusta dormir acompañad@s. Eso no significa que l@s niñ@s no quieran su independencia y todos terminan saliendo de la cama familiar.
  • Preparar la hora de ir a dormir con rutinas diarias que manden señales de que es hora de descansar: luz baja, ruido bajito, nanas,..
  • Favorecer la relajación cerca de la hora de acostarse como realizar un masaje (el masaje tiene múltiples beneficios, de esto os hablo otro día), un baño relajante, música suave, contar un cuento.
  • Importante evitar las pantallas antes de dormir, tanto televisión, tablet, teléfono móvil…ya que podrían estar relacionadas con la aparición de pesadillas a partir de los 2 años.
  • Muchos brazos por el día.  Mucho contacto hará que sus niveles de estrés desciendan y les sea más fácil conciliar el sueño

Cuidar la higiene del sueño no sólo antes de dormir sino también durante el día facilitará tanto  la conciliación como su mantenimiento.

Me gustaría hacer un apunte acerca del método del sueño controlado (dejar llorar un rato e ir acudiendo a consolarlo en función de períodos de tiempo) y del método de la extinción del llanto. No hay nada que nos suponga mayor angustia que el llanto de un bebé, y nos surge una necesidad imperiosa de calmarlo. El llanto es su manera de comunicarse, de decirnos que algo le está pasando. Dejarle llorar es decirle que no vamos a hacer nada por atender su angustia. Y está demostrado (Como en este estudio, link)  que este hecho tiene consecuencias perjudiciales para su desarrollo, haciéndolo más vulnerable, con peores relaciones sociales y con baja autoestima. Sin olvidarnos que puede poner a algunos bebés en mayor riesgo de SMSL (síndrome de muerte súbita del lactante)

Para terminar mandaros mucho ánimo. Esto pasará y todo volverá a su cauce. Confiad en vosotras y en vuestras crianzas.

 


Foto de Portada: Photo by Dominika Roseclay

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